jueves, 21 de agosto de 2014

Taller "Cortázar + Cortázar" viernes en la Biblioteca

En el marco del Año Cortazariano, la Biblioteca «Domingo F. Sarmiento» y «Villegas en palabras» invitan a la comunidad al taller «Cortázar + Cortázar», un espacio para recordar la vida y la obra del escritor argentino Julio Cortázar, a 100 años de su nacimiento.
Durante el encuentro, que se llevará a cabo en la Biblioteca (Belgrano 229 PB) este viernes desde las 18 horas, la Lic. Silvia Paglieta -del Plan Nacional de Lectura- abordará el análisis de reconocidos textos del autor: Axolotl, Rayuela, Casa tomada, Graffiti, Un tal Lucas e Historias de Cronopios y de Famas.
Según la docente, que además de licenciada y profesora en Letras, es narradora, escritora y titiritera, «la presentación general de la obra de Cortázar y la lectura específica de esta selección de escritos serán el punto de partida para nuevas y renovadas lecturas».
El taller no requiere inscripción previa, es totalmente gratuito y tendrá una duración aproximada de 3 horas.
Asimismo, durante su visita, Silvia Paglieta brindará un curso similar para profesores, bibliotecarios y alumnos de escuelas secundarias y profesorados de nuestra ciudad y el Partido.
Julio Florencio Cortázar, el hombre con cara de niño y egues en la voz, nació el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica, sólo por obra del azar. Tres meses atrás había estallado en Europa la Primera Guerra Mundial y los Cortázar habían quedado varados en aquel país, donde el padre se desempeñaba como empleado contable de la Embajada Argentina.
De regreso en Buenos Aires, el pequeño Julio, apodado «Cocó» por su familia, comenzó sus estudios a la vez que tomaba clases de piano y dedicaba varias horas a la lectura. Aún no tenía 10 años y ya habían pasado por sus manos las historias de Poe, Julio Verne y Emilio Salgari, entre otros.
Cuando terminó el bachillerato decidió, tal vez más por necesidad que por gusto, dedicarse a la docencia. Lo torturaba la idea de no poder asistir a la universidad pero debía sostener el hogar y hacerse cargo de su madre y de su hermana.
Durante los años ’30 y parte de los ’40 fue algo así como un profesor itinerante que dictaba clases en escuelas secundarias de distintas ciudades del interior bonaerense, entre ellas, Bolívar y Chivilcoy. Como el dinero no alcanzaba, se dedicó también a hacer traducciones y pasó largas horas como oficinista.
Ninguna de estas actividades, que soportaba con desgano, impidió que Cortázar le dedicara tiempo a la escritura.
Disconforme con el clima político de la Argentina, en 1951 partió rumbo a Francia, donde poco después se radicaría definitivamente. En París, Cortázar se instaló de manera humilde y continuó escribiendo hasta que una década más tarde apareció la novela que lo convertiría en un escritor imprescindible. Rayuela fue un fenómeno de ventas y la obra emblemática de uno de los autores más leídos, estudiados y queridos de la lengua hispana.
En el inventario de sus escritos más recordados figuran, junto a Rayuela, novelas como Los premios y 62. Modelo para armar, cuentos como «Torito» (un homenaje al pugilista Justo Suárez) y poemas como «Los Reyes», entre tantos otros.
El creador de «Casa tomada» fue amante de los gatos, el jazz, el boxeo y tuvo una rara debilidad por las herramientas, que compraba y acumulaba en algún lugar de su casa, sin saber luego cómo usarlas.
Cuentan que el domingo de febrero de 1984 en que Julio Cortázar murió en París, algo muy extraño ocurrió en Buenos Aires. La ciudad fue escenario de un hecho inédito en su historia: una invasión de mariposas. Las explicaciones de los científicos hablaron de una ola de calor, de un hecho previsible. Nunca algo así había ocurrido hasta el momento.
Para casi todo el mundo se trató de una curiosidad o, en todo caso, una nota de color. Para Cortázar hubiera sido normal, no sólo porque desde su niñez amaba a las mariposas -y eso consta en su obra- sino porque la irrupción de elementos fantásticos en el ámbito cotidiano fue una de las claves de su narrativa.