martes, 28 de julio de 2015

Se cumple un año de la desaparición de Sorondo

Desde hace un año en General Villegas una pregunta ronda en cada plaza, bar, comercio y hasta en los almuerzos familiares: ¿Dónde está Roberto Sorondo? El comerciante, de 59 años de edad, desapareció un día como hoy pero del año pasado y desde entonces el misterio se instaló en la vecina localidad.
Su ADN fue hallado en la camioneta del único sospechoso del caso, pero otras muestras genéticas, que no eran del desaparecido ni de sus familiares, no coincidieron con la de Walter Bianchi.
La causa todavía figura como “averiguación de paradero”, como cuando se hizo la denuncia en la sede de la Policía Comunal de Villegas.
Sorondo viajó en su Volkswagen Polo gris a Villegas para vender una quinta que ya no usaba. El hombre se instaló en la casa de su amigo Dante Codutti, ubicada en Matheu 1196. Finalmente la operación no se concretó y la propiedad no se vendió.
El lunes 28 de julio de 2014, entre las 17 y las 18, Sorondo fue hasta el centro a hacer unas compras y desapareció. A la noche un amigo hizo la denuncia en la Comisaría 1° de Villegas.
El hombre se dedica a la venta de granos, semillas y todo lo que tenga que ver con la cosecha. Nació en Capital Federal pero se casó con una docente de Villegas y se mudó al pueblo con ella. Allí tuvo dos hijos: Magdalena (27) y Matías (31).
Hace unos 18 años se separó y volvió a Capital. Unos años después sus hijos lo siguieron. En Villegas sólo le quedaron su ex esposa y algunos amigos. También tiene otra hija, de un segundo matrimonio, que tiene 16 años y vive en Santa Fe.

Auto abandonado
A poco de difundirse la desaparición de Sorondo en los medios, el vehículo en el que éste se movilizaba (un VW Polo gris, patente FDK 829) fue localizado a metros del cruce de las rutas 33 y 188, en el estacionamiento de la gomería de Albiero.
Allí se acercaron los efectivos, también los peritos e incluso el fiscal Flores, quien interviene en la causa.
Si bien el auto no presentaba signos de violencia que evidenciaran, por ejemplo, un intento de robo, hubo algunos indicios que hicieron dudar desde un principio que se tratara de una desaparición voluntaria: tal es el caso de la cédula azul encontrada en el piso, las llaves del vehículo que no se hallaban en su interior, algunos bienes personales que fueron quemados en las inmediaciones, reconocidos por los hijos de Sorondo, rastros de barro y gramilla en todo el rodado, y lo más sospechoso de todo: una mancha de sangre en el baúl.

Búsqueda frenética
Tras el hallazgo del auto, empezó un operativo de rastrillaje que revolucionó la tranquilidad de General Villegas. No solamente la policía local, sino también la Policía Científica de Pehuajó; la División de Canes de Hurlingham; la Dirección de Caballería de Avellaneda; la Infantería; la Dirección de Explosivos de Junín y Pehuajó; la Dirección de Bomberos de Pehuajó; la DDI de Trenque Lauquen y Pehuajó; y el grupo GAD de Trenque Lauquen (un grupo de choque del estilo del Grupo Halcón de la Policía Bonaerense).
El operativo de rastrillaje policial fue minucioso y metódico: se dividió a la ciudad en cuadrículas y se procedió a buscar en quintas, el hipódromo, la laguna del Parque Municipal, el basurero municipal, los canales detrás del cementerio, campos particulares, detrás del Hospital, entre otras zonas.
Lamentablemente nada de esto arrojó resultados positivos y poco a poco los policías y los medios capitalinos comenzaron a emprender el regreso.

Bianchi, el único sospechoso
Una de las principales líneas en la investigación realizada por la policía señalaba a Walter Bianchi como presunto sospechoso. La prueba era una imagen captada por las cámaras municipales donde se veía a Roberto Sorondo ingresando en la quinta de Bianchi. Por tal motivo, se procedió a hacer un importante operativo de búsqueda en dicha propiedad ubicada en el acceso ruta Nº 33.
Allí se buscó en el pozo ciego (que contaría con dos cámaras) y en el aljibe de la quinta. Intervinieron Bomberos Voluntarios para vaciar y rastrillar el aljibe, mientras que el pozo ciego fue vaciado por un camión atmosférico. No se encontraron mayores indicios. Sólo se procedió a secuestrar un hacha que tenía una mancha de sangre, pero nunca se pudo comprobar que la misma fuera de un ser humano. La cantidad de sangre hallada era mínima, lo que hacía casi imposible realizar los peritajes correspondientes. También llegó a secuestrarse una camioneta que Bianchi había vendido en Junín, pero nunca se hallaron pruebas que lo vincularan con la causa.
Bianchi prestó declaración en calidad de testigo, puesto que fue una de las últimas personas que vio con vida a Sorondo.

Dos ADN, uno desconocido
Los resultados de las pericias realizadas en Junín arrojaron que la sangre hallada en el baúl del vehículo era, efectivamente, del desaparecido.
Otro dato fundamental fue el hallazgo de ADN que no se corresponde con el patrón genético del desaparecido o sus hijos, sino que se trata de rastros de ADN pertenecientes a un tercero cuya identidad se desconoce. La información, al igual que en el caso de la sangre, provino de los estudios efectuados por el laboratorio pericial de Junín.
Lamentablemente nunca se pudo determinar a quién pertenecía dicha muestra de ADN, pero se especulaba que este dato haría cambiar la carátula de la causa para tratar de llevar adelante peritajes que permitieran establecer la identidad de esa persona que había estado en el auto de Roberto Sorondo.
Si bien estos datos reveladores y el informe final del laboratorio pericial de Junín no permitieron develar el paradero de Roberto Sorondo, se estimaba que podrían aportar un vuelco de 180 grados en la investigación, sobre todo cambiando la carátula de la causa por otra que permita imputar a sospechosos y realizar otro tipo de pesquisas, mucho más profundas.
Para ello se necesitaba que el fiscal Flores solicite el tan anhelado cambio de carátula a la Jueza Alicia Cardossi, que entiende en la causa; pero eso nunca ocurrió y hasta el momento la familia sigue aguardando con angustia.

Sin pistas
A un año de la desaparición de Sorondo, el misterio sigue rondando el tema. Lo último que se hizo fue un rastrillaje con un georadar realizado por efectivos de Gendarmería Nacional en la quinta de Bianchi.
Se recorrió el lugar metro por metro, para tratar de establecer si había restos óseos enterrados en la quinta, pero los resultados fueron negativos.
La pregunta sigue siendo uno de los temas predominantes en las charlas de la tranquila General Villegas: ¿Dónde está Roberto Sorondo?

Fuente: La verdad on line